martes, 19 de octubre de 2010

La "boletineidad", vida interior de los boletines informativos

Análisis boletines informativos.
VERSIÓN DE PRUEBA, HAY QUE CORREGIRLA, DEMASIADO REDUNDANTE Y RETÓRICA. Hay que reconocer de que un poco coñazo.

Creo que podría hablarse del boletín de radio como un modelo periodístico único y estable, con identidad reconocible, que posee unas características bien concretas y determinantes que lo diferencian fácilmente de otras formas o “estructuras” informativas de la radio o de fuera de ella. A pesar de que no se encuentran demasiados boletines en podcast -lo cual tiene que ver con la propia esencia y significado del boletín-, por lo que resulta difícil poder hacer un análisis más detallado y pausado de este tipo de organización de la información, uno percibe rápidamente, con oír algunos atendiendo a su naturaleza o con oírlos en la radio para informarse, que son quizá cualitativamente distintos a los informativos de radio, y por supuesto a los programas de análisis, etc.

Interesa sobre todo la distinción con respecto a los informativos radiofónicos. Quizá un boletín no es sólo un informativo corto y rápido, resumido, ni un informativo, un boletín tranquilo o más completo. No es sólo una cuestión de cantidad de datos: el informativo más, el boletín menos. El boletín guarda en su configuración y ser uno de los signos definitorios de la radio: la inmediatez, la claridad, la precisión, el mensaje directo… Digo “uno de los signos” porque en el boletín un concepto necesita de otro: la inmediatez necesita precisión y claridad, etc. En el boletín está todo interrelacionado, constituyendo el “carácter de boletín”, boletín entendido casi como un adjetivo dedicado a calificar el modo de transmitir la información al ciudadano.

Ningún método como el boletín para transmitir una enorme cantidad de información, con el objetivo de crear un cuadro rápido –esquema- de lo más significativo que está ocurriendo en el momento en que se emite, en el menor tiempo y de la forma más racional posible. Por eso, la palabra y la frase son de enorme importancia en el boletín. No se va a poder volver atrás si algo no se ha dicho claramente o de la manera más precisa, no cabe la reiteración, el boletín se desencadena sólo a velocidad de vértigo, pero manteniendo el equilibrio necesario entre velocidad y claridad y precisión para que lo que se diga se entienda y permanezca. El boletín es matemático, es cuadriculado, es medida, tiene que estar enormemente planificado, preparado, para dar en el clavo. Decir lo que realmente pasa, lo que más importa de lo que pasa, el reto de la información en pocas palabras, lo máximo en la máxima simplificación, síntesis pura.

Sabemos pues que el boletín no es análisis ni profundización, no es mirar desde todos los puntos de vista posible un hecho; es mirarlo desde una posición lejana, pero conociendo la claves. Boletín tiene que recoger principalmente lo único claro, no hay espacio para la duda, es casi una mirada científica, que se mueve todo el rato en el qué, en la definición más relevante y primera, porque sólo cabe una -o muy pocas-, de un hecho. Convertir algo vivo, grande o pequeño, en un par de párrafos, en lenguaje, reducidor hasta la esencia. No hay que ver sin embargo esto como deficiencia, pues la propia radio es enormemente autónoma, y por su propia naturaleza, tomándola en su totalidad, de programas e informativos, se encargará de atender y reflexionar sobre lo expuesto en el boletín, en la guía, en el singular orden del día, entre otras funciones.

El fluir equilibrado del boletín, rápido a la vez que fácil y sencillo tiene que ver quizá directamente con la oralidad. Por eso el boletín sólo es posible en radio. La palabra hablada, (no acompañada de imágenes físicas) es tremendamente veloz, cercana y clara, directa, como para permanecer y hacerse entender. En un boletín no se puede pintar un cuadro perfecto, detalladísimo, de lo que ocurre, no se puede descender demasiado sobre el tono de un determinado acto o hecho, porque no da tiempo… Pero quizá la palabra en sí permita un margen amplio y describa por sí misma más de lo que pensamos. Por eso, en un boletín, a falta de tiempo y espacio para crear cuadros de la realidad con tonalidades muy específicas y variadas, hay que utilizar con habilidad el simple aunque a veces difícil recurso de colocar la palabra precisa –o precisas, no siempre hay una posibilidad-, la que recoja con la mayor realidad el tinte de lo que ocurre. Eso supone una gran conciencia y conocimiento del lenguaje y el vocabulario, del significado de las palabras y las connotaciones de las mismas, un amplio mundo. Precisión y sencillez, y rigor, no siempre tienen que ser asepsia o lejanía, como a veces se entiende, ¿cabe quizá un boletín, sin necesidad de traicionar su espíritu, creativo? Creo que sí, pero te lo juegas todo en la expresión, en el lenguaje, en la palabra como unidad, pues la reducida extensión del boletín no permite trabajar ahí. Pera un boletín creativo hay que jugar y conocer agudamente, como decíamos, la lengua, y no de manera principal en su sentido lingüístico o académico, sino en su vertiente social. También la voz, la entonación, servirán para crear tono y atmósfera, para colorear las palabras que tengan que utilizarse y conseguir el cuadro “realista” que queremos en los pocos trazos que permite el boletín.

La vida útil de un boletín es escasa. Por eso no encontramos boletines en podcast, ni se innova demasiado en ese terreno. No es quizá tan necesario como en otras formas de periodismo. La otra característica que define al boletín es su existencia efímera, pero terriblemente práctica. Un boletín nace para morir en poco tiempo, se muestra en toda su funcionabilidad en cinco o diez minutos, tarda en envejecer más o menos una hora. Un boletín será sustituido - y “superado”- por el siguiente, por su predecesor, y este también será apartado el siguiente, y así en una sucesión infinita. Como boletines exigen permanente cambio y renovación. La actualización… Un boletín no tiene trascendencia, pero todos, con sus vidas cortas pero intensas, constituyen y dan fe de un modo de información que siempre está ahí, que acompaña a los oyentes casi sin que se den cuenta, enormemente cotidiano, natural, y eficaz. El boletín informativo hace también que la radio sea radio, demuestre a través de él parte de sus capacidades originales como medio y espacio común y colectivo.



Dos ejemplos:

En general, aunque no he podido escuchar muchos boletines distintos, por no recogerse en podcast, a diferencia de los informativos de una o dos horas de duración, he comprobado que no existen grandes diferencias a nivel formal o de estructura de unos a otros. La finalidad y la construcción son similares en todos los boletines de las diferentes emisoras. Varían en la línea editorial e ideológica -pero eso es algo que corresponde más a la propia naturaleza de la radio como medio -, en el tratamiento de los temas, o en los propios temas que tratan –obviamente existen diferencias entre los boletines de emisoras autonómicas y los de las radios nacionales en cuanto a los hechos que cubren: periodismo local las primeras, periodismo nacional las segundas-.

Inserto un boletín de Canal Extremadura Radio (la radio pública extremeña) y otro de la SER, que no es exactamente un boletín (la SER no cuelga boletines informativos en la web), sino el comienzo en forma de boletín informativo de “Hora 25”, el pasado lunes.

Comentaré brevemente los boletines de la SER. En general me gustan, y principalmente por una cuestión de tono. Entiendo que son boletines al uso, hechos generalmente bien, con rigor, independientemente de la línea editorial, y considero que están muy bien narrados y que tienen ritmo. Sé utilizan bien las sintonías, ráfagas, etc. en los momentos adecuados, por tanto aportan ritmo pero no cargan al oyente, no son excesivas, permiten que se siga la información con tranquilidad. Y por otro lado, la narración de los locutores parece tener mucha fuerza. Da la sensación de que todo está muy coordinado, bien compuesto. Se corresponde al menos con la idea que tengo de lo que debe ser un boletín; los boletines de la SER son claros, sencillos y directos. Una sensación que me trasmiten a veces es que lo que te están contando siempre está cargado de un considerable interés, por el tono. He podido comprobar que en otras emisoras es similar, también he oído algún boletín de RNE.


Canal Extremadura radio, boletín



Primeros dos minutos. Hora 25.


PD: Aprenderé a utilizar podcast, a pesar del desastre momentáneo.